Crónicas del espíritu

EL CULTO A LA NOVEDAD

Iván Juárez Popoca

 En las tribus ancestrales cuando alguien tenía un problema instintivamente buscaba al más anciano porque este tenía más tiempo sobre la tierra, había cometido muchos errores y adquirido una experiencia que cimentaba su sabiduría.

 Existe una tendencia en la actualidad que desprecia al viejo, que pretende ponerlo a un  lado y que le considera inferior por no estar totalmente adaptado a las ideologías y técnicas en boga. Esto no solamente se da a nivel individual sino en un plano social: se ataca  la tradición, como si lo que existe hoy hubiera surgido por generación espontánea, como si la Historia y las ideas del pasado no fueran fundamentales para entender el presente y para seguir avanzando.

 La tradición es importante y tomarla en cuenta es -decía Chesterton- una “democracia de los muertos”. Desde los tiempos más lejanos  hasta  la fecha se han acumulado las acciones de

todos aquellos que por medio de los aciertos y las malas decisiones han abierto brecha y han conformado ideas, costumbres y hasta instituciones que han demostrado su efectividad. Sin embargo, algunos parecen querer destruir por destruir y, en su ignorancia, piensan que van a descubrir el hilo negro. Podemos observar esto en la política, la religión, el arte  y en todas las áreas del acontecer humano.

Muchas veces se desechan los aportes de la experiencia acumulada, tanto a nivel individual como a nivel social. Así como se desprecia  lo antiguo se desprecian las capacidades de las personas mayores, incluso se piensa que las cosas por el sólo hecho de ser actuales son mejores y que la juventud por el sólo hecho de tener la energía de los años nuevos no necesita ninguna dirección debido a una supuesta superioridad.

 En una ocasión discutía con una alumna sobre los absurdos propios de la “ideología de género” esgrimiendo el sentido común y estudios de científicos perfectamente acreditados (aunque cualquier niño de primaria podría rebatir a los fanáticos que quieren ser lo que no son) y la muchacha, enojada, se concretó a decir que “eso es lo que piensan las personas de su edad”. O sea que el haber vivido mucho en lugar de ser una ventaja se convierte en algo criticable y lo que diga la ciencia no tiene ninguna importancia frente a las ideas “progresistas” que son el último grito de la moda,

Este culto a lo nuevo parece despreciar las enseñanzas del pasado e incluso en el plano personal producen una actitud ante la vejez muy interesante: muchos no quieren aceptar su edad, no comprenden que el haber vivido mucho es un privilegio que a muchos se les ha negado y que, independientemente de cuidar el bienestar físico y mental, lo mejor es aceptar cada arruga y hacer Uso de lo aprendido para seguir aportando a la sociedad, sin sacrificar la verdad probada en aras de encajar con la mayoría.

 Desde luego que la juventud, con su energía creativa y la innovación técnica son importantes, Sin embargo, el avance tecnológico desvinculado de la ética y el entusiasmo sin comprensión se convierten en fuerzas que no llevan a la felicidad, por el contrario, pueden conducir a tiempos de oscuridad e incluso a la destrucción total.

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