El opinaderoPercepción Femenina

LA PIRÁMIDE DE QUERÉTARO

Percepción femenina

Blanca E. Báez Peña

Tuve la oportunidad de ir a presentar el libro “Fantasías del terremoto”, antología en la que colaboro con uno de mis cuentos. El suceso se dio en el marco de la Feria del libro de Querétaro, organizada por la Asociación de Libreros A.C. Siempre es grato viajar y mucho más presumir este hijo literario, así que al término de la presentación dimos un paseíto y estuvo lleno de sorpresas.

Me acompañó mi amiga Ma. Luisa, siempre dispuesta a dar rol conmigo. Así que nos tomamos fotos y visitamos el resto de los stands de la Feria.  En otras ocasiones había visitado otras ferias en esta capital y observo que hay una afición por las antigüedades. Vimos varios puestos de esto y comentamos que muchas de las cosas que tiramos a la basura aquí las estaban vendiendo y a buen precio.  La ignorancia tiene un precio, pensamos, entonces tomamos una de las tarjetas para que la próxima incursión a los closets de ambas, tal vez podamos negociar.

Frente a la plaza salen unos transportes turísticos así que antes de que la lluvia nos cayera, decidimos tomar un paseo, total era por la ciudad y teníamos tiempo.  Fue un grato recorrido animado por nuestro guía un Sociólogo que nos explicó los datos de los sitios que visitamos, de los personajes que participaron y hasta de los chismitos.  Supimos lo de los taconazos de Doña Josefa, de la promesa de amorsh que inspiró el Acueducto entre otras cosas más.

Otra sorpresa es el descubrir el jardín de los platitos, llamado así porque algunas de sus superficies están recubiertas con trozos de loza de platos o tazas rotos. ¡ay no! Y pensar que hasta ese día supe el verdadero nombre, pues cuando escuchaba algún comercial por la radio, clarito oía: “el jardín de los patitos”, pues nada, no había patos sino platos.  Ya me había pasado antes igual en el radio, varias veces oía que se iba a llevar a cabo un baile en cierta comunidad y el locutor decía: “habrá enlodado”, esa vez le dije a mi esposo: “mira que bueno que avisan que en el baile habrá enlodado para que se lleven botas, o ¿será algún tipo de atractivo en ese baile?, a lo que disgustado, replicó: “¡enlonado!, ¡enlonado Blanca!, para que vayan con la seguridad de que si llueve no se mojan.  Entonces lo mío es un problema de semántica, pensé.

Regresando al paseo nos llevaron al Cerro de las Campanas ¡que bien pensé!, vamos a conocerlas, seguro las originales ya se las llevaron a CDMX, como la de Dolores.  Pues nada que se llama así pero NO tiene campanas, sino que elude su nombre al sonido similar al tañer de campanas que hace ese tipo de piedras del cerro, al chocar unas con otras. ¡Ahí está!, luego no digan que soy yo la que no entiende.

De sorpresa en sorpresa nos llevaron hacia el “Pueblito”, barrio muy lindo, al otro extremo de la ciudad para conocer otra sorpresa más: una pirámide. ¡pirámide!, dije. Bueno basamento, pues las únicas pirámides son las de Egipto me contesto, ¡gracias! Le dije, es que traigo un lío con eso de los lugares que son, pero no son y oigo una cosa y es otra.  Pues así es señora, me dijo, ese basamento, fue descubierto apenas en el 2019, ya los ancestros de los grupos originarios de Querétaro venían a hacer ceremonias a ese sitio pues afirmaban que había una pirámide y no les creían. Hasta que el INAH, y el gobierno de Querétaro decidieron rescatar el fuerte que está en la parte de arriba del cerro del Pueblito.

Entonces la sorpresa es que hay una pirámide enorme, tan grande como la de Tenochtitlán que incluso está alineada a estas. En donde se pueden observar también el equinoccio de primavera. En su punta hay vestigios de una construcción, que de acuerdo a lo que yo pensaba era una iglesia, pues recuerdo que los conquistadores, construían un templo católico arriba de una pirámide.  Resulta que es lo que quedó de un fuerte militar del siglo XIX y cuando los arqueólogos lo empezaron a rescatar, descubrieron que como decían los ancestros, la base del cerro no era tal, sino un enorme basamento.

Finalmente terminamos el paseo y para reponernos de estos sustos de semántica, nos fuimos a comer unas riquísimas gorditas hechas con masa martajada, con nopales, papas, frijoles y queso.  De este modo dimos testimonio de la rica comida de nuestra región, nos regresamos muy contentas y admiradas de todo lo que Santiago de Querétaro nos mostró en una tarde. Agradecidos por la amabilidad de todos que cuidan y respetan a los turistas, pero sobre todo del nivel cultural que se respira en la limpieza de sus parques, jardines y calles. Ni que decir de la vigilancia en los sitios que visitamos, sobre todo el último en donde a cada momento nos recordaban que estábamos en una zona protegida, que todo era patrimonio de la nación y no nos podíamos llevar ni un tepalcate, ni una punta de flecha, ni una biznaga y mucho menos alguna podita de alguna plantita originaria de esa región.  Ojalá se extienda este celo, a los fraccionadores que están invadiendo con casas exclusivas estos lindos parajes, ojalá se extienda la conciencia hacia allá.

Mucha enseñanza para compartir y aprender.

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