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La noche de los cuchillos de agua

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La noche de los cuchillos de agua

Andrés González Arias

Martes 26 de agosto del 2025

El viernes 22 de este mes de agosto amaneció nublado; una muy ligera llovizna cobijaba a algunos sectores de la gran ciudad que es nuestro Querétaro.

Aroma de lluvia se esparcía en sus alrededores. Ajenos estábamos al desastre de esa tarde, noche; el campo, por las abundantes lluvias, estaba verde; había alegría entre la gente del campo, en las milpas queretanas, en el ejido, en la pequeña propiedad.

Aún no se metía el sol cuando comenzó a lloviznar, pero en menos de unos 20 minutos comenzó una fuerte lluvia que parecía que se caía el cielo. Es la llamada «tormenta negra» llamada así porque el cielo, literalmente, se obscurece.

Los órganos de Protección Civil, tanto del gobierno estatal, como de los municipios que forman el cabildo metropolitano y que incluye a San Juan del Río, se alertaron.

En pleno aguacero, comenzó la movilización. El 9-1-1 no dejaba de sonar.

Cuando la noche comenzaba, llegaban llamadas de la zona de Menchaca, Peñuelas, Carrillo Puerto y Santa María Magdalena, «porque el agua ya se está metiendo a nuestras casas».

El Río Querétaro copaba totalmente su capacidad. Y pronto se desbordó.

La tarde del viernes y la noche del sábado, Querétaro y su zona metropolitana, recibió más de 146 mm de agua, algo que no se veía en lo que va del presente siglo.

En algunos hogares, quiénes los habitan, tuvieron que treparse al techo para salvar sus vidas o sus pertenencias.

Y el desvelo de la gente que resentía que perdía sus bienes, comenzó, del de las autoridades.

El gobernador Mauricio Kuri –aun antes de la medianoche del sábado– lanzó un llamado a «no salir de sus casas, a no cruzar arroyo o puentes, a mantenerse alerta». El secretario de gobierno del estado, Erik Gudiño aun lloviendo, ya andaba en las calles de las colonias citadas; lo mismo el alcalde Felipe Fernando Macías, Felifer y representantes de la XVI Zona Militar.

Arman, de bote pronto, ayudas de emergencia para los damnificados, llevando, si usted quiere, lo elemental, tanto en insumos familiares como despensas o bien, en utensilios de limpieza.

En la madrugada del sábado, en forma por demás lamentable, la desgracia que crecía y crecía, comenzaba a politizarse. Aires de la izquierda queretana comenzaron a soplar más que la lluvia, entorpeciendo las tareas de ayuda, de rescate.

Y estas acciones, sean del partido político que sean, son ruines, cobardes.

A esas horas, la nota del desastre queretano ya empezaba a treparse a los medios nacionales. Fluyeron en algunos diarios, en la TV y hasta en medios internacionales; las patéticas fotografías, que exhibían los destrozos de las calles, donde el agua cuesta abajo, había levantado el pavimento y en donde se podía observar diferentes unidades motoras que eran arrastradas por la fuerza de esas aguas.

Y digámoslo claro. El milagro del crecimiento económico de Querétaro no lo realizan solo sus gobiernos, sean del color que sean, sino lo realizamos todos los queretanos. Ese es el verdadero valor de quiénes lo integramos, es la fuerza de mantenernos unidos.

Y este mal temporal nos vino a poner a prueba, a todos.

En tanto, toda la noche del sábado y parte del domingo, la lluvia seguía cayendo, como nunca antes se había visto.

Pero el gobierno federal, menos el estatal y el municipal, se quedan dormidos.

Se declara «estado de emergencia» para toda esta zona. Se cancelan toda clase de eventos públicos o privados, de festivales ya anunciados o de reuniones oficiales.

Las desgracias como esta que estamos viviendo, que sean para unirnos, no para dividirnos y mucho menos para sacarle raja política a la desgracia o llevar agua política a su molino, sea de izquierda o de derecha.

Querétaro es unidad, torbellino de acciones y de trabajo, tanto los que aquí hemos nacido como de los que llegan y saben integrarse a la queretaneidad.

También de esta desgracia, unidos, los queretanos saldremos fortalecidos.

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Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Radar del Centro, y son solo responsabilidad del autor.

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