Si en el PRI hay alguien de respeto, capacidades y tamaños, es Paredes
Miguel A. Rocha Valencia
Si de estatura política se trata, Beatriz Paredes Rangel se lleva de calle a todas las corcholatas de morena y cualquier otro gallo de la oposición, es la más “izquierdosa” de los priistas y en su desempeño se ha mostrado independiente, conciliadora y firme, con un gran manejo en situaciones difíciles.
Ella, no sólo por su formación de socióloga de la UNAM, sino por su desarrollo político, conoce a la perfección las entretelas del poder, su palmarés lo demuestra; sus posiciones y expresiones no se desmienten como lo hizo desde el Senado donde puso quieto al ganso. Además, se nota que no hay amenaza o chantaje que la pueda doblar.
Pertenece al PRI donde ocupó el cargo de presidenta del partido, deriva del sector campesino y desde joven (la conocimos) se hizo notar por sus planteamientos de avanzada que la llevaron incluso llamar la atención de los grupos de izquierda incluyendo a los troncos de aquellos tiempos, como Pablo Gómez, Pedro Peñalosa, Heberto Castillo, Rolando Cordera o Ricardo Pascoe.
Gobernadora de Tlaxcala, (87-92) se impuso a las adversidades del machismo que intentaron atajarla, lo mismo al encabezar la dirigencia de la CNC y más tarde la presidencia del PRI. Abrió esos espacios a las mujeres y hoy sin serlo formalmente, asume el liderazgo ideológico de su bancada en el Senado de la República con voz firme y respetada hasta por los morenos cuando alza la crítica al mismo jefe del Ejecutivo.
Diputada en tres legislaturas, plantea su visión de país, desnuda el mal gobierno de su contemporáneo tabasqueño encaramado en el poder y hace suyos los ideales de justicia social, esos que reclamó en un discurso Luis Donaldo Colosio.
Uno de los momentos sobresalientes fue cuando en octubre del 2020, lanzó su crítica a la Suprema Corte de Justicia y al ganso por aquello de la consulta para juzgar o no a expresidentes, sobre todo cuando los derechos humanos o aplicación de la Ley no están sujetos a un acto plebiscitarios.
Juzgó que la “democracia plebiscitaria” por sobre el marco jurídico construido en décadas o siglos no corresponde a la participativa y representativa con autonomía propia que nos damos los mexicanos, ya que coloca la presunción de inocencia y aplicación de la ley en manos de una consulta, cuando ante un hecho delictivo debe actuar el Ministerio Público.
Para Paredes, con una presidencia exacerbada y una Suprema Corte de Justicia debilitada, México está tocando fondo. Nadie se atrevió a contradecir su posición, que, además, respalda en razonamientos jurídicos que ni los mismos magistrados se atrevieron a considerar.
El tema vuelve a cobrar vigencia cuando en su mañanera, el machuchón de Palacio Nacional asume papel de perdonavidas, afirma que su fuerte no es la venganza y no alzará la mano contra Enrique Peña Nieto, que, en todo caso, debe ser la Fiscalía General de la República la que actúe.
Porque después de reconocimientos, perdones y la famosa consulta, ahora salen con que siempre sí, que hay denuncias y podría la actuar, como lo ordena la Ley, el agente del Ministerio Público federal ante la presunción de delitos por parte de Peña Nieto o gente ligada a él, lo cual, a estas alturas, más parece venganza, presiones o chantajes para que el expresidente no incida en la elección a gobernador del Estado de México.
Se insiste en la existencia de un pacto de no agresión entre el mesías tropical y Peña Nieto que incluso fue videograbado, así como de otros materiales en manos del mexiquense que saldrían a la luz en caso de que el caudillo de Tepetitán no respete lo pactado para recibir de manera tersa y en bandeja la presidencia en 2018.
Ahora sí dice el profeta cuatrotero que se aplique la Ley, cuando en su propia iniciativa que además no fue vinculatoria, se eximía de juicio a los expresidentes y que él mismo no iniciaría o favorecería ninguna acción legal contra quienes ya se fueron.
Una vez más la contradicción del ganso, lo mismo que en el T-MEC, recurso sin duda que tiene un trasfondo que suena a chantaje para alcanzar nuevos caprichos. Veremos si llega hasta el final y enfrenta, en el caso de Peña Nieto, las consecuencias pues no dudamos que el mexiquense se defenderá.
En cuanto a lo de la violación o desconocimiento del Tratado comercial, lo pagaremos todos los mexicanos, eso está tan visto como el oscuro panorama económico para 2023 y con ello, un sexenio no solo perdido sino de retrocesos en todos sentidos y … muchos muertos.