El opinaderoPulso de Querétaro

“Que nadie, fuera de la UAQ, meta las manos en este proceso de paro”: la rectora

Por Andrés González Arias

La inseguridad y la violencia de género tocan, lastiman, también a la Universidad Autónoma de Querétaro, al país mismo.

Y las y los estudiantes –por acoso de género– deciden expresarse. Van a paro.

“La Universidad Autónoma de Querétaro, reconoce y respeta el movimiento de nuestros estudiantes en su totalidad. El movimiento es legítimo y completamente necesario”.

Así abrió la rectora Teresa García Gasca la conferencia de prensa de más de una hora de duración, en la que nada ocultó ni evadió pregunta alguna.

Y mientras las puertas de esta Máxima Casa de Estudios permanecían tomadas, acá se abre el diálogo y se transparentan todas las acciones. Nada se evade. Y se hace frente al grave problema.

El protocolo de género, que inició en el 2018, se revisa y hoy se actualiza.

“Lagunas y deficiencias que no están funcionando bien, se están revisando. Somos las universidades en su conjunto, a través de redes, estamos aprendiendo de ejemplos internacionales y que podamos bajarlo a nuestro contexto nacional. Estamos sobrepasados porque no hay las suficientes instancias de soporte fuera de la universidad. Aquí, estamos trabajando en ello: se ha abierto el problema, lo exponemos y lo reconocemos. Los dispositivos, estrategias y protocolos, están caminando en todos los sentidos”.

Con la rectora como centro de atención de esta conferencia, estaríamos ahí más de una docena de periodistas. A eso de las diez nos congregamos en una oficina del Patronato de la UAQ, en las calles de Corregidora, casi frente a la Alameda. Ahí la Dra. Marilú Servín, directora de la Unidad de Inteligencia a la Violencia de Género – que dio un más que pormenorizado informe de tipos de violencia, de los protocolos para la atención de las víctimas, en los que – dijo – “no se trata de proteger a nadie y si dar tranquilidad y respaldo a las víctimas”; el Dr. Gonzalo Martínez García, abogado general de la UAQ, “respetamos todos los derechos de las víctimas, porque todos los procedimientos se deben llevar en la reserva y en la confidencialidad”; ahí la maestra, María Michelle Villanueva Moreno, coordinadora de la Unidad de Género de la UAQ y la maestra, Carla Vázquez, coordinadora de Comunicación Social.

La rectora, en respuesta a preguntas específicas, alejó las posibilidades de renuncia –por sus decires– y ratificó su permanencia en el cargo. Y de “todo un equipo de trabajo”.

“Yo les digo una cosa. Si la comunidad (universitaria) me solicita eso –la renuncia– y si se demuestra que efectivamente no estoy cumpliendo con mi trabajo, que he encubierto un solo caso, uno; o he sido omisa, yo en lo personal, en un solo caso. He tratado de ser una persona congruente y mi trabajo es por convicción, no por conveniencia”.

Cuando habla, la rectora entrecruza los brazos y los recarga así a la mesa de la conferencia. Continúa:

“No estoy atada a ningún partido y por eso también se reciben muchos golpes por fuera; pero los aguantamos, porque estamos trabajando por una causa común que es la universidad. Si hubiera una justificación de falla de mi persona en mi trabajo o de forma técnica o dolosa, pongo sobre la mesa cada acción que he realizado en la universidad. Y no solamente soy yo, es todo un equipo de trabajo. Es tiempo de que debemos dejar de ver a la universidad como las decisiones personales y unilaterales de una sola persona. La universidad no es eso. La universidad es mucho más que eso y los resultados dependen de todo un gran equipo de trabajo. Yo estoy segura del trabajo que todos estamos haciendo”.

Las preguntas se enciman. A ninguna le saca vuelta. Por el contrario, es precisa y concisa en sus respuestas.
“En la universidad reconocemos que tenemos ese problema de violencia de género. Y lo estamos atendiendo”.
Y puntualiza:

“Yo sí quiero hacer un llamado, a que, todas las intenciones de actores políticos ajenas a nuestra comunidad universitaria, no metan las manos en este proceso, que es un proceso legítimo por parte de las y los estudiantes y que nos sólo concierne a la comunidad universitaria, aun cuando el problema sea mayúsculo y nos llega de fuera, de un tejido social inmenso, el problema hoy, de ponernos de acuerdo, solamente no toca a las y a los universitarios. Que nos respeten y como universitarios, como universidad, vamos a resolver nuestros problemas”.
Y toca un delicado pero concerniente asunto para los estudiantes paristas.

“No puede haber represalias cuando es un movimiento legítimo, genuino, cuando hay una demanda tan importante. Yo se los dije y se los garantizo: No va a haber represalias de nadie en la universidad. Y si alguien sufre alguna represalia, inmediatamente yo en lo personal lo voy a atender”, y exhortó a las y los estudiantes paristas, “a que defiendan el movimiento, que este no se desvirtúe, que lo defiendan, porque finalmente es un movimiento legítimo e indispensable”.

Las mesas de diálogo siguen abiertas. No se ha roto el diálogo, cuando las autoridades universitarias, los propios estudiantes, están en espera del famoso Pliego Petitorio que se esperaba por la tarde.

“Vamos a darle respuesta a todo lo posible… no a lo imposible, porque nadie está obligado a ello”.

¿Disculpas? Sí y en forma total. ¿Disposición? toda. Y diálogo, el que sea necesario.

En la universidad se dialoga para resolver desde adentro, todo lo que le concierne.

Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Radar del Centro, y solo son responsabilidad del autor.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba