Mexico necesita un estadista, no un candidato

MEXICO NECESITA UN ESTADISTA, NO UN CANDIDATO
POR:
Lic. Araceli Velasco Bonilla
A la memoria de mi amiga
María Inés Macías Hernández
Varios lustros en permanente campaña y presumir que es la persona que más ha recorrido todos los rincones del territorio nacional, no lo ha hecho un buen gobernante. Me refiero a nuestro actual Presidente de la República, Andrès Manuel Lòpez Obrador. Cuando llegó al poder, a pesar de las dudas, muchos deseamos que ojalà en realidad cumpliera todo lo que prometió. Generò muchas expectativas y esperanza en millones de mexicanos que, algunos de ellos, al ver la realidad, y el nulo incumplimiento de ellas, se decepcionaron. Otros, por desagracia, continúan aferrados a la falaciocracia. El tèrmino, no existe, pero es mi manera de definir a un gobierno que se sostiene en el poder a base de mentiras. Estas personas continúan embelesados con un líder que les vende ideas que los hace felices o se identifican con ellas y no razonan en el daño que ocasiona a la Naciòn.
De pronto, uno asumiría que los graves problemas que padece nuestro país, motivarìan a elaborar un plan de gobierno preciso, enfocado a solucionarlos; pero no ha sido así, ni será en lo que falta para el término de este sexenio. Da la impresión, y se sabe, que al inquilino de Palacio Nacional no le gusta sentarse con expertos que lo asesoren en diversos temas y arrastrar el lápiz para planear las mejores políticas públicas que saquen del atolladero a nuestro lastimado país.
Armar como se dice, un plan de gobierno con estrategias, acciones, objetivos, metas a corto, mediano y largo plazo. Qué acciones y metas se van a lograr en materia de salud, cuántos hospitales, clínicas, institutos de salud nuevos se van a crear; cómo se va a ampliar la cobertura; cómo se va a impulsar a las empresas, cuántos empleos se generarán; qué acciones especificas para reducir la criminalidad; cómo fortalecer el Estado de Derecho; cómo impulsar el deporte; cómo ampliar y diversificar los mercados internacionales; cómo mejorar la educación y hacer de nuestras universidades las mejores a nivel mundial; cómo desarrollar los valores y prácticas cívicas en la sociedad; qué acciones para desarrollar e impulsar la creatividad, emprendedurismo, a la ciencia y la tecnología; qué acciones concretas se van a realizar para revertir los efectos del cambio climático; cómo impulsar al campo, a la industria pesquera, a las industrias de alimentos del Estado sin corrupción; cómo hacer gobiernos transparentes y que rindan cuentas; cómo hacer que México sea de las principales economías a nivel mundial; acciones para tener un desarrollo económico sustentable; cómo impulsar las comunicaciones y transportes; cómo lograr revertir tanta violencia social.
Las anteriores considero deberían de ser algunas de las prioridades de gobierno con visión de Estado. Con un gobierno inclusivo, que no discrimine a los que no concuerdan con la ideología del grupo dominante. Nada de eso le interesa al actual Presidente. Su interés es el poder per se. A quien encabeza el Poder Ejecutivo Federal se le olvida permanentemente que es gobernante y que debería trabajar como tal y comportarse como tal. Vamos, respetar él mismo la investidura que ostenta y ello, en consecuencia haría que sus adversarios le respetasen y no referirse a él de manera peyorativa, con burla o desprecio (como el Cacas, el Viejo Guango, Lopitos, etc).
Y es que el Presidente actual reiteradamente emplea la anterior narrativa, que aún le funciona con sus seguidores. El encono, la división y la polarización es su estrategia para mantener su control y popularidad. Él les habla a sus seguidores, así se encuentre en otro país. El hacerse víctima y culpar a sus adversarios del pasado, así hayan transcurrido, siglos de lo que señala, es parte de esa retórica. Lo mismo puede ser la Corona Española en el Virreinato, que la intervención norteamericana de hace siglo y medio.
Cuando era yo estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, de la cual también egresó el actual titular del Ejecutivo, tuve excelentes maestros y compañeros de estudio muy brillantes; pero también existían otros que me inspiraron a escribir El Manual del Perfecto Huevón, basado en el comportamiento en compañeros que no les gustaba estudiar; iban a echar pura grilla, como se dice vulgarmente; protestaban por todo y de todo; odiaban a los que no pensaban como ellos o tenían una familia estable o situación económica mejor; pretendían pasar de materia a costa de acoso y amenazas a los docentes; veían con resentimiento y odio muchos aspectos y personas en la vida; algunos duraban años metidos en ese negocio de seudo estudiantes universitarios basados en el chantaje a autoridades o docentes o servir a intereses ocultos a la sombra de políticos nefastos. Me pregunto cuántos de ellos ahora estarán ocupando cargos públicos importantes y gozando ahora de tantas cosas que antaño criticaban. Me pregunto si serán ahora eficientes y honestos en sus cargos en la administración pública, ahora y desde que el poder los cobija y abraza.
Pienso que las mismas fobias permanecen y la retórica, sólo como estrategia para hablarle a un determinado público. Pero muchas cosas que criticaban cuando eran seudo estudiantes u oposición, ahora han cambiado, aunque se mantienen en la incongruencia. Algo así pienso le ha sucedido a nuestro Presidente y a buena parte del grupo que lo acompaña en el poder.
La retórica de ser oposición suele ser rentable para permanecer en el poder y con ello hacer negocios y corruptelas al amparo de èste. Lo que tanto criticaban en los otros gobiernos anteriores. Lo que no se justifica de ninguna manera, es que no se piensen en las consecuencias de un pensamiento irresponsable e indolente que por desgracia, no sólo afecta a el individuo en cuestión, si no a la Naciòn entera. Por ejemplo, al inicio de la pandemia COVID19 fue una grave irresponsabilidad señalar que no era necesario el uso de cubrebocas, ni sacar pruebas de antígenos para comprobar los contagios. Esa falta de responsabilidad en la narrativa del Presidente de la Repùblica y sus subalternos, provocó muchas muertes. Pero tanto el Presidente, como la autoridad sanitaria mantuvieron hasta la fecha esa terquedad y actitud envalentonada e irrseponsable que costò tantas vidas. Son incapaces de revirar asì estèn viendo las consecuencias de decisiones mal tomadas. Y asì, es la tònica del presente gobierno. Todos los días amanecemos con decisiones que afectaràn al país, en vez de fortalecerlo y sacarlo adelante.
Recientemente , la cuestión de buscar pleito con los principales socios comerciales en el marco del TMEC en el aspecto de la comercialización y distribución de energéticos con el falaz argumento de que viola la soberanía, podría generar problemas en el sentido de las penalizaciones por no cumplir los acuerdos por parte de Mexico, que se verìan reflejados en aranceles a los productos mexicanos; lo que agudizarìa , en opinión de expertos, la actual crisis económica, provocando cierre de empresas, recrudecer la salida de capitales y por ende generar màs desempleo y empeorar la ya de por deprimida economía mexicana. Es muy irresponsable emplear esa retòrica para exacerbar un nacionalismo tan chafa y patriotero en contra de los Estados Unidos ( que dicho sea de paso, es el principal socio comercial del cual depende alrededor del 80% de las exportaciones), como el que se da después de un partido de gane del futbol de la Selecciòn Mexicana y en el que los aficionados manifiestan su alegría y “nacionalismo”, emborrachándose y cometiendo actos vandálicos. Algo muy similar a eso es el nacionalismo que promueve el Presidente, no el que impulse el desarrollo económico y social de las personas, el respeto a las instituciones, a las leyes, el que dè bienestar generalizado, el que determine un autèntico amor a la patria.
No, eso no le interesa a nuestro gobernante. Se trata de crear cortinas de humo para evadir la realidad de los múltiples problemas del país. No, al Presidente no le gusta el trabajo de gabinete, ni buscar asesoría de expertos para sacar adelante al país. Su obsesión y prioridad permanente es mantener y concentrar el poder a ultranza y a costa de lo que sea.
A Mèxico le urge un estadista. No lo hemos tenido en años. La corrupciòn de diferentes gobiernos ha sido un obstáculo para ello. Se requiere, de alguien que una a los mexicanos, en vez de dividir, alguien que no guarde resentimientos, que tenga equilibrio emocional y se base en el respeto a la verdad; alguien que crea en el respeto a la legalidad y ejecute políticas pùblicas que beneficien al país màs allá de un sexenio y del beneficio de un puñado de grupos de poder.
No sè si es soñar demasiado, pero a Mèxico le urge un estadista, no un candidato.