INTENSAMENTE 2. EL PREMIO

Pedro Ramón Reyes Maza
Recientemente vi en las “benditas redes” (según el lugar común), a una pareja de padres que, responsables, nerviosos, previsores y seguramente un poco preocupados, llevaron a su pequeño hijo de entre cinco y seis años, a exámenes médicos de rutina. Dichos exámenes incluían una muestra de sangre para análisis de laboratorio. Entre las fotos que acompañaban la publicación se veían a los padres dándole ánimo a su hijo, otras fotos retrataban la serenidad y -seguramente-, el nerviosismo del joven paciente y finalizaba la publicación con un ambiente totalmente distinto y relajado bajo el tema: “por ser un valiente campeón, su premio fue llevarlo al cine a ver «Intensamente 2¨”. En una sala VIP, con mullidos asientos reclinables, sin faltar el clásico combo (palomitas, vaso de refresco alusivo y algunos dulces) que hicieron olvidar a la joven familia los momentos de tensión y estrés que la visita al médico les había generado. Una tarde de cine para recordar…y claro, para compartir en redes sociales.
Pero, (siempre hay un pero) como dice el filósofo: “las hojas de la vida se escriben en dos páginas”. En una hipotética página de atrás viene las historias de los niños menos afortunados. Aquellos que sufren el desabasto de medicamentos y la falta de recursos económicos para pagar tratamientos en la medicina particular. Niños que desde pequeños conocen el sufrimiento y la angustia de sus padres que -impotentes- ven apagarse lo que pudo haber sido una vida exitosa, prometedora, con todo el potencial que puede significar enfrentar el destino que, caprichoso como Rueda de la Fortuna, no sabemos lo que nos depara.
O esos niños pobres que con una alta tasa de mortalidad infantil sobreviven a las enfermedades, desnutrición, accidentes o lesiones confiando únicamente en oraciones, remedios ancestrales y la fe de sus progenitores. Para estos niños y sus familias -que son los pobres de los pobres- el acceso a la salud, digna, oportuna e integral, siempre ha sido una asignatura pendiente. El seguro Popular no fue suficiente, pero significaba un paso en la dirección correcta. Con la llegada d la 4T, se borró de un plumazo este programa y se sustituyó con el absurdo, fallido e inútil INSABI que no sobrevivió ni siquiera un sexenio y ahora también con una farmaciotota que con una inversión obscena no cubre ni 4 recetas por día, según datos oficiales (birmex).
Pero el absurdo de las políticas públicas para tratamientos de niños con cáncer, provino de un político que ante su incapacidad (y la de su jefe, el presidente), ineptitud, insensibilidad y lambisconería (perdón por el término), acusó a los niños con cáncer y a sus familias d ser ¡GOLPÍSTAS! Ni al basurero de la historia merece ser arrojado.
Volviendo a la familia que dio pie a esta colaboración, es de sobra conocido lo caro que resulta en nuestro país el servicio médico particular. Por eso vaya mi reconocimiento a esas familias que se esfuerzan, sacrifican y añaden todo su amor y esmero que sin duda es lo mejor para estos pequeños. Por cierto (y por curiosidad) fui al cine a ver “Intensamente 2”, LA RECOMIENDO AMPLIAMENTE