El Temblor
Cuando llegué a la ciudad de México y conocí a mi primera amiga, Jessica, ella me enseñó sobre el simulacro que suena en el 19 de septiembre. Aprendí sobre la historia de los temblores en México y el significado del 19 de septiembre, con los temblores en 1985 y 2017 y también aprendí que la ciudad está ubicada en donde era un lago y por eso la tierra es vulnerable a los temblores.
A pesar de toda la información yo no tuve miedo. Cuando era niña me obsesionaba con la historia y me encantó un libro que se llamaba “I survived the San Francisco earthquake” (yo sobreviví el temblor de San Francisco). Por el libro pensé que entendí como era un temblor. También por tener amigos en California donde también hay muchos temblores, supe que muchas veces son bastante ligeras. Busqué un video en YouTube del sonido del simulacro y supe que cuando sonó tenía que ir afuera. Entonces, el día del 19 de septiembre me levanté tranquila y lista para el simulacro.
Más o menos una hora después del simulacro estuve pintando en mi casa cuando de repente la mesa empezó a oscilar. Mi primer pensamiento era de incredulidad, pensé: “No puede ser un temblor real”. Miré arriba a la lámpara y vi que estaba oscilando como un péndulo. También y en el mismo momento oí la alarma sísmica. Con dificultad yo corrí a la calle y sentí todo el piso oscilando como si estuviera intentando caminar en el mar. Afortunadamente, tenemos un guarda en mi edificio, Ismael, que me ayudó entender que no era del todo malo el temblor, y fue quien también me avisó cuando hubo seguridad de poder meterme al edificio otra vez. El resto del día estuve agitada, no sabía que ante un temblor iba a ser tan miedosa. También me sentí afortunada de haber aprendido como es un temblor sin tener que vivir una experiencia horrible de que fuera más grande.
Desafortunadamente, esta experiencia me ha dejado marcada. Dos semanas después del temblor, es muy común que me levante a la media noche pensando que hay temblor. Tengo el síntoma psicosomático de sentir que el piso está oscilando. Puse un péndulo en mi cuarto y lo veo para saber si la oscilación es real o no y a veces tengo que respirar profundamente antes de estar segura. Ojalá que en unas semanas más se va este miedo, pero ahora sé cómo son los temblores. Leer u oír sobre la experiencia no es suficiente para saber qué tan terribles pueden ser. Los temblores son parte de la vida aquí y voy a ver si algún día me acostumbro. Al menos ahora es octubre, entonces ¡sobreviví mi primer septiembre en la CDMX!