El sexenio de la ambición de poder y de la corrupción

Carlos Vázquez Baeza
Por estas dos cosas será recordado el gobierno de López Obrador y no por su aspiración megalómana de ser el mejor presidente de la historia.
Su ambición de dominio se manifiesta en los ataques de todos los días contra los que considera sus adversarios, a los que no combate en buena lid, sino que, abusando del poder presidencial, se dedica a insultarlos, anularlos y negarles el derecho de participar válidamente en la política nacional, porque según él son corruptos y conservadores que solo quieren mantener sus privilegios.
Así ha tratado a la Suprema Corte de Justicia, al INE y a otros organismos autónomos que podrían frenar sus caprichos reformistas, a los que no se les debe cambiar ni una coma.
Pero no solo a ellos. Con una actitud enfermiza, nunca antes vista en un presidente de la república, ataca a los empresarios, a los periodistas e intelectuales críticos, a las clases medias, a los padres de los niños que exigen medicamentos, a las mujeres que piden protección contra los feminicidios, a los ambientalistas que protestan por la refinería y el Tren Maya. Según él, no son defensores de causas justas, sino simuladores que se oponen a su 4T.
Y los ataca desde una autoridad moral que nadie le ha conferido, sino que él mismo se atribuye. Se siente el ave inmaculada que cruza el pantano sin manchar su plumaje, como dijera Salvador Díaz Mirón.
Pero la realidad es que el Peje tiene las plumas (o las escamas) muy manchadas. Es un hecho innegable que ha recibido grandes cantidades de dinero ilegal para hacer política. Ahí están, desde hace años, los casos de Bejarano, Ponce, Imaz y sus hermanos recibiendo fajos de billetes por el “movimiento”. Y ahora, hay indicios muy creíbles de que las campañas de Morena son financiadas con dinero de los narcos.
Así que el Peje no tiene esa superioridad moral que presume. Siempre ha estado rodeado de corruptos que le hacen el trabajo sucio y él mismo es un personaje profundamente corrupto.
Pobre México si en 2024 no logramos un cambio de rumbo.
………………………………………………
Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Radar del Centro, y solo son responsabilidad del autor.