El opinadero – ¿La luz al final del túnel?

Por el Arq. Alfonso Gutiérrez Nieto
Es consenso general y aceptado el que nos encontramos ya en la fase final de la pandemia mundial que azotó a la humanidad. El virus causante de tantas muertes y trastornos no desaparecerá, pero si pasará de ser el causante de un inmenso trastorno global, de una pandemia, a un virus causante de enfermedades consideradas como graves, pero finalmente, enfermedades como cualquiera otra grave, sin afectaciones a gran parte de la población y con buenas posibilidades de curación.
Durante este período la actividad cultural sufrió mengua, aunque no desapareció del todo: hubo cursos y diplomados en línea por diversas instituciones; también hubo, aunque pocas, presentaciones y difusiones de libros; varios de nuestros escritores salmantinos continuaron con sus actividades, aunque guardando las restricciones del caso; vimos por FC a la directora de nuestra revista impulsando o participando en diversas actividades culturales, como es su pasión, misión y/o visión, etc. Está claro que ya sin las restricciones naturales impuestas por la propia pandemia, la vida cultural de nuestra Salamanca recobrará su vigor y fuerza (así se espera), aunque también es claro que algunos cuidados y restricciones continuarán teniéndose, siendo que llegaron para quedarse indefinidamente, (una de las principales considero que es la utilización del cubrebocas).
Lo anterior no es nuevo en la historia de la Humanidad, solo por mencionar dos casos muy reconocidos: después de la devastadora Muerte Negra en Europa siguió una época de esplendor; el Renacimiento y la aparición del Humanismo; y más recientemente, pasada la influenza española y la primera guerra mundial continuose con un tiempo de recuperación y crecimiento general. Es de esperarse que en nuestro tiempo y con los avances y desarrollo de las nuevas tecnologías – de todas – la Humanidad alcance estadios superiores: el desarrollo de la 5G, la robotización de gran parte de las actividades humanas, los cambios en las relaciones laborales, humanas y hasta sentimentales, el predominio de las energías limpias, harán una vida futura (ya no tan futura) muy diferente a como la conocemos hoy en día, incluso algunos lingüistas predicen que para el año 2050 habrá desaparecido o al menos ya no se utilizará cerca del 50% del leguaje, o sea de las palabras que hoy utilizamos cotidianamente.
Los libros, a pesar de que se ha digitalizado gran parte de los textos mundiales poniendo al alcance de gran número de personas miles de los mejores títulos de la literatura universal, se considera que no desaparecerán del todo de su forma física: los libros impresos en papel. Y de creencias – de todas – lo que antes se consideraba “ser” sin ninguna duda, ya no lo es, y lo que “no era” – o no debía ser, en un futuro ya inmediato será una verdad y una realidad incuestionables. Hace años hubo una frase basada en una película entonces futurista, frase que decía: “Cuando el Futuro nos Alcance”, es indudable que el futuro ya nos ha alcanzado y hasta tal vez nos esté sobrepasando.
Está claro que en Salamanca se dará también un fenómeno cultural desarrollado con más bríos, más intenso, un fenómeno cultural que tratará de recuperar el tiempo atrasado, que no perdido del todo, como ya dije antes. Aquí tenemos un buen número de artistas plásticos, investigadores, escritores, poetas, músicos, que han trabajado y seguirán trabajando en sus respectivos campos de interés y además ya están en actividad plena las nuevas generaciones que a su vez están contribuyendo a que las actividades culturales, la vida cultural salmantina, se vaya superando.
Es cierto, como dice un “slogan” comercial, el tiempo pasado inmediato, el tiempo de la pandemia cambió nuestras formas de estudiar, trabajar y entretenernos, yo diría de nuestra vida toda, pero en adelante debemos continuar en esta nueva normalidad con las actividades que desarrollamos cada quien en nuestros respectivos campos de interés. En Radar del Centro seguiremos adelante.