El opinaderoMirada de visitante

El “Culture Shock”

Se ha dicho que el “culture shock” es una experiencia única que se siente uno cuando llega a un país distinto al suyo.

Por ejemplo, yo como estadounidense, me preparé para sentir este “culture shock” al llegar a este país, particularmente a Salamanca. Y es verdad que notaba diferencias: la dieta, el horario, a que edad salen los hijos de la casa, pero también hay muchas similitudes entre Salamanca y Texas. Por ejemplo, el amor por los tacos, o la música mexicana que compartimos. Para mí, el culture shock empezó no al llegar a Salamanca, sino al arribar a la CDMX donde estoy ahora.

Diría que la CDMX es muy parecida de los EEUU por varias razones. Es una ciudad grande con rascacielos como tenemos en Dallas o Nueva York. Los precios son más altos, pero también a veces hay más oportunidades de trabajo. Viven muchos migrantes en la ciudad que vienen de otros lados de México o de otros países. A pesar de todas las similitudes entre CDMX y los EEUU y las ciudades donde yo crecí y fui a la universidad (es decir, Austin y Washington, DC) me sorprendió mucho la cultura de CDMX cuando apenas llegué.

Dicen muchos gringos que la gente de la CDMX es muy cálida, pero comparados con salmantinos me parecieron fríos. Yo me había acostumbrada al México de Salamanca, donde la gente se conoce entre ustedes y se saluden. Donde muchos tienen sus propias empresas o trabajan en la refinería. Donde no llegan muchos extranjeros.

Donde los perros andan libres en la calle. De repente, la vida rápida de los chilangos me pareció rara, aunque crecí así. Los tacos no me parecieron tan ricos como los de Salamanca. En Salamanca, todos que conocí me invitaron a comer o conocer a sus amigas y familias. En CDMX, en un ambiente nuevo, me sentí un poco aislada.

Ahora que llevo dos semanas aquí, ya me acostumbro más y hay mucho que disfrutar dentro de la ciudad, a mí se me antojan más todos los museos de arte e historia, para conocer más de mi querido México. También, he encontrado amigos lindos que me ayudan en navegar la ciudad y que sí me invitan a comer o conocer a otras personas. Siempre, cuando alguien me pregunta cuanto tiempo llevo en México siempre les respondo que pues, dos semanas en CDMX, pero más tiempo en Salamanca. Me doy cuenta de lo afortunada que soy haber conocido Salamanca antes de venir a la CDMX, para comprender cuan distintas son y la riqueza que hay en todo de México, no solo la capital o playa. Conocer a Salamanca me ayuda en mejor entender y disfrutar a la CDMX y conocer a la capital, me hace apreciar mucho a Salamanca.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba