¡Es cuánto!

¿CAMPO DE EXTERMINIO?

Por Pedro Ramón Reyes Maza

El 26 de octubre de 1881, en Tombstone, Arizona, en un rancho llamado “OK Corral”, tuvo lugar un enfrentamiento en el que tres hombres murieron y tres más resultaron heridos.

En el barrio londinense de Whitechapel, en 1888, un asesino serial jamás identificado (conocido como Jack el Destripador) asesinó y mutiló a por lo menos cinco mujeres.

Entre agosto y septiembre de 1942, el asesino y necrófilo mexicano Gregorio (Goyo) Cárdenas, se hizo tristemente célebre en todo el mundo por haber asesinado a cuatro jóvenes mujeres.

El día de San Valentín (14 de febrero) de 1929, seis miembros de la banda North Side Gang, fueron masacrados en Chicago, supuestamente por órdenes del mafioso Al Capone.

La noche del 26 de septiembre de 2014, un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Gro., fueron desaparecidos por integrantes de un Cártel presuntamente apoyados por autoridades y elementos de los tres niveles de Gobierno, incluyendo a miembros del Ejército Mexicano.

Estos hechos violentos impactaron enormemente a la opinión pública quedando en la memoria colectiva como actos deleznables, con un gran desprecio por la vida y dignidad humanas. Pero tal parece que, lejos de aprender de nuestros errores -y horrores-, la humanidad se empeña en repetirlos e incluso, superarlos.

En septiembre de 2024, la Guardia Nacional allanó un terreno conocido como “Rancho Izaguirre” ubicado a 50 kilómetros de Guadalajara. En ese lugar fueron detenidas 10 personas, se rescató a dos secuestrados y se encontró un cadáver. La Fiscalía del Estado de Jalisco aseguró el predio y abrió una carpeta de investigación. Sin embargo, a principios del mes de marzo, el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, integrado por familiares de personas desaparecidas, recibieron varias llamadas anónimas que indicaban que ese rancho era “un centro de exterminio” en donde se incineraban los cuerpos de las víctimas. Al ingresar al lugar, los Buscadores encontraron cientos de pares de zapatos, ropa, mochilas, libretas de apuntes, cartas de despedidas, instrucciones tácticas tipo paramilitar y presuntamente huesos humanos.

Desde luego que una noticia como esta volvió a poner a nuestro país en la mira internacional. La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que se investigaría a fondo y ofreció a los familiares de los desaparecidos todo el apoyo. Inexplicablemente, la narrativa original de la Presidenta ha dado un giro: Se permitió entrar a Buscadores y periodistas después de que la Fiscalía General de la República retirara todo lo que había en ese predio. El Secretario García Harfuch declaró que el Rancho era un “lugar de entrenamiento y no de exterminio” (a pesar de reconocer que en ese lugar se retenía a personas contra su voluntad, se torturaba, mutilaba y asesinaba a los prisioneros). El Fiscal Gertz Manero negó que hubiera “hornos crematorios” (¿esperaba encontrar edificios con suásticas?). el inefable senador Noroña pregunta “¿quién dice que los zapatos eran de personas desaparecidas?”. Y la propia presidenta Claudia Sheinbaum declara que su gobierno “no construirá verdades históricas” pero inmediatamente cierra la posibilidad de una Comisión Interdisciplinaria de expertos para investigar esta masacre.

La activista y madre buscadora Cecy Flores preguntó a Grok, la Inteligencia Artificial de X: sobre “cómo debería llamarse a un lugar donde encierran personas contra su voluntad, las asesinan y queman”. ¿la respuesta? “SE PUEDE LLAMAR CAMPO DE EXTERMINIO”.

¿tendremos que esperar que la DEA o el FBI tomen cartas en el asunto? Es pregunta.

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Las ideas expresadas en las columnas, así como en otros artículos de opinión, no necesariamente corresponden a la línea editorial de Radar del Centro, y son solo responsabilidad del autor.

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